Villa Ciscarejo Casa de campo entre naranjos en Gádor (Almería)
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Poniente almeriense → Una mirada al pasado
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Balanegra, Torre de la Alhamilla,16. Jhd. |
Guardias Viejas, castillo |
Guardias Viejas, fortaleza iluminada |
Por su emplazamiento estratégico, al pie de la Sierra y asomado al Mediterráneo, el Poniente Almeriense ha sido habitado
por numerosos pueblos desde la Prehistoria.
Los primeros vestigios de la zona se remontan al Neolítico y la vecina cultura de Los Millares, y a la posterior Edad
del Bronce, aunque no sería hasta la llegada de los fenicios cuando la comarca viva una primera etapa de esplendor.
Fuentes literarias como Estrabón o Plinio nos hablan de la fundación fenicia de Abdera (Adra) en el siglo VIII a. C., a
su llegada a la Península Ibérica. Se conocen restos fenicios en Roquetas de Mar y la costa de Berja, poblada por
cartagineses a partir del siglo VI a. C. De la época romana existen numerosos vestigios por toda la comarca, cuando
Adra se convirtió en un importante enclave mediterráneo gracias al comercio de salazones de pescado y el preciado
"garum". Otras poblaciones romanas fueron Vergi (Berja), Turaniana (Roquetas de Mar) y Murgi, en el término municipal de
El Ejido. Tras la caída del Imperio Romano y el dominio visigodo, un nuevo pueblo llegaría a estas tierras: el
musulmán. Medina Barcha (Berja), Adra, Dalyat (Dalias), Félix, El Nix (Enix)..., permanecieron durante casi ocho
centurias en manos de los musulmanes, que marcaron para siempre el carácter del Poniente Almeriense.
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Dalías, Torre de La Garita |
Balerma, torre de defensa |
El Ejido, Yacimiento arqueológico de Ciavieja |
Retaguardia del
reino Nazarí de Granada, sus costas vieron partir hacia el exilio al último monarca de Al-Andalus, Boabdil, que se
dirigiría, como tantos otros andalusíes, a la ciudad marroquí de Fez. A pesar de la expulsión de los moriscos tras la
rebelión encabezada por Abén Humeya en 1568 y la posterior repoblación con cristianos viejos, la huella musulmana
permanece en los antiguos castillos, baños y aljibes dispersos por la comarca y, sobre todo, en la arquitectura popular
y el urbanismo de la zona. Los comienzos de la Edad Moderna no auguraban buenos tiempos; al descenso demográfico se
unirían los frecuentes ataques de los piratas berberiscos, como nos recuerdan los castillos y torres que jalonan el
litoral. No sería hasta el siglo XIX cuando el Poniente Almeriense viva un nuevo período floreciente, al amparo de la
minería de la Sierra de Gádor, la producción de la uva de Ohanes para la exportación, la pesca de almadraba y la
industria salinera. Pero el verdadero despegue económico de la comarca vendrá de la mano del siglo XX, con el
desarrollo de la agricultura intensiva, que dio lugar incluso al surgimiento de un nuevo municipio, La Mojonera.
Actividad a la que se unirá el turismo, haciendo de la comarca hoy, en el siglo XXI, uno de los destinos más
consolidados de la provincia de Almería. |
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