Villa Ciscarejo Casa de campo entre naranjos en Gádor (Almería)

Los pueblos que conforman la comarca del Almanzora, regada por el río que da nombre a esta comarca, comparten paisajes montañosos y vistas naturales, a veces insólitas, que se pueden disfrutar especialmente desde los castillos y fortalezas.
No es raro encontrar pequeños pueblos con casas de un blanco brillante aferradas a las laderas, formando un gran escalón al pie de barrancos o colinas rocosas y áridas. Algunos de ellos son como grandes miradores desde los que se pueden disfrutar de magníficas vistas de sierras como Los Filabres o la Sierra de las Estancias. Su encanto y atractivo están pues garantizados, así como su interés turístico en cuanto a todo tipo de actividades relacionadas con el medio ambiente y la naturaleza: senderismo, montañismo, agroturismo, escalada...

Las paredes, encaladas cada año como por tradición, decoradas con geranios de colores y macetas, son características de pueblos como éste, con calles estrechas y tortuosas donde el turista puede perderse y admirar los pequeños centros artesanales de cerámica, esparto o latón que aún hoy existen.
La paz y serenidad que aquí se vive se refleja también en las costumbres, que sin duda llamarán la atención de los visitantes. Hay pueblos tan pequeños que ni siquiera tienen pub, por eso a la hora de comer verás a los vecinos reunidos en la plaza del pueblo, bebiendo una copa de vino y comiendo algo.
También son construcciones típicas de estos pueblos de montaña las casas cueva, viviendas que suponen un importante atractivo para el turismo. Se mezclan en los pequeños pueblos con casas bajas con tejados de pizarra o piedra. El entorno es impresionante en primavera, cuando los almendros y los árboles frutales están en flor; El paisaje contrasta con la aridez y dureza de algunas otras regiones del distrito.